Floria González: siempre hay más que ver

Tomar una fotografía no sólo consiste en lograr una buena imagen, sino también en extraer la esencia de lo que se captura con la lente, de saber ver; en ello radica el buen ojo de quien está detrás de la cámara. Cuando Floria González hace clic, no importa si la imagen es un paisaje, un objeto, una construcción artística, o un retrato, siempre consigue revelar algo más.

Fernanda Sela (FS): ¿Cómo desarrollaste este lenguaje en la fotografía?

 

Floria González (FG): Desde que estudiaba me gustaba armar mis propios sets y construir todo alrededor de una foto. Veía mucho el trabajo de fotógrafos que trabajan de la misma manera, pero también veo mucha pintura renacentista y me gusta el cine. Me fijo mucho en los colores, en las composiciones, todo me sirve para nutrir mi trabajo. Además, me gustan las escenas de la vida cotidiana; siempre estoy observando lo que sucede en la calle.

 

FS: ¿Hay algún fotógrafo en particular que haya influenciado tu trabajo?

 

FG: Siempre he admirado mucho lo que hacen Joel Biddle y Cindy Sherman, y también el holandés Erwin Olaf, que hace fotografía construida a la máxima potencia.

 

FS: Cuando estás armando un set, ¿qué tanto te metes a definir cada uno de los elementos o los detalles? ¿Trabajas también con un director de arte?

 

FG: Soy bastante cuidadosa, casi una control freak. Me encanta la pintura y con la fotografía, por ejemplo, intento tratar de pintar, es decir, cuando pintas tú decides exactamente cómo componer los colores, cuáles usar, matear la luz y decides dónde poner al personaje. Por eso cuando hago videoclips, armo toda una historia con un concepto muy específico y me meto mucho desde el story board.

 

FS: Pero además del escenario, prestas mucha atención a los personajes. Veo mucho la intención de captar ciertos instantes o momentos de las personas. ¿Es así?

 

FG: Exacto. De alguna manera, los temas de mi obra siempre tienen que ver con el ser humano y lo que piensa, lo que siente, sus emociones, sus miedos, sus dudas. Me enfoco en captar escenas que conceptualmente tienen que ver con momentos clave. Para mí es el clímax en la vida de una persona, el momento en el que hay un rompimiento de algo que llevas haciendo mucho tiempo, si estás pasando por un cambio, por ejemplo. Justo el inicio de un ciclo, o su fin. Algo que es determinante para una persona, eso es lo que trato de captar.

Floria Martínez

“Martina”, de la serie Superimpose.

 

FS: Por otro lado, en muchas de tus fotografías aparecen personajes en escenarios en los que parece que el espectador puede crear su propia historia. ¿Es esto lo que buscas? Parece que eres tú la que está detonando una narrativa a partir de la escena que planteas.

 

FG: Esa serie de la que hablas, se llama Wow, trata el tema de personas adultas que habían sufrido algún trauma cuando eran niños y no lograron superarlo. De chica, iba mucho de vacaciones a Texas y había un café al que me encantaba entrar y sentarme durante horas en un banquillo; desde ahí escuchaba la conversaciones de diferentes personas o simplemente veía la vida pasar, eso me da mucha curiosidad. Cuando hago fotos en exterior, me encanta la sensación de que hay mucho espacio y poca gente, me llaman mucho la atención los lugares abandonados y las personas que parecen que se quedaron atoradas en el tiempo.

“For Sale” de la serie Final.

“Molly” de la serie Wow.

 

FS: Además de fotografía de arte, también haces muchos videoclips. ¿Qué disfrutas más?

 

FG: Los dos, es difícil decidir. Amo la música, es de lo más gratificante. He hecho videos para Torre Blanca y Natalia Lafourcade, y me encanta. Tengo un equipo de colaboradores y juntos desarrollamos toda la conceptualización. Y a mi me gusta involucrarme en todos los detalles de cada proyecto.

 

Floria González es fotógrafa de arte y directora de Floto Studio, una casa de producción con la que realiza fotografía, videos y otros proyectos. Su trabajo como fotógrafa se centra en la experiencia humana, desde las emociones más comunes, hasta los temores, las dudas y los traumas del hombre. Aunque melancólica y con referencias fundadas en el pasado, su trabajo es una visión contemporánea de la espiritualidad por medio de la que hace preguntas esenciales de la existencia.


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