Sobre la mesa de la cocina -justo donde pega el sol-, una taza de peltre azul, un comal negro, un molcajete de piedra; utensilios de cocina comunes y familiares, se miran distinto a pesar de estar ubicados en su contexto habitual. Pertenecen a la colección que la pareja de colombianos Enrique Arellano y Libia Moreno empezó hace casi 15 años, cuando se mudaron a México.
Llenaron poco a poco su casa de objetos, todos con un gesto singular. Primero la cocina, luego la habitación y el baño, más tarde el borde de las ventanas y otros espacios perfectos para ubicarlos. El juego de ir de caza de mercado en mercado, lo transformaron en una colección que, más allá de buscar un fin comercial, eleva la identidad mexicana por medio de una serie de artefactos que la representan. Todo por un romance espontáneo con nuestro país.
Una colección nace de un primer hallazgo inesperado y una atracción inmediata por lo bello; no necesita racionalizarse. De la fascinación genuina por esos objetos cotidianos y de belleza nata nació Utilitario Mexicano. Un inventario que reúne cerca de 1,500 piezas tradicionales que oscilan entre lo industrial y lo artesanal, y que continúa en proceso -el coleccionista no termina nunca de añadir objetos a su colección. Ellos la definen como viva.
La selección es cuidadosa: cada elemento que suman tiene un valor -seguir existiendo, para empezar- y es elegido por sus atributos únicos: el material, el diseño, un color llamativo, o por ser parte de una serie limitada. Hoy que todo quiere ser nuevo, estos artefactos permanecen vigentes a pesar de los años. Algunos dan ganas de tenerlos solamente por sus rasgos decorativo, y, sin embargo, el hilo conductor que nutre este inventario es la funcionalidad: todos tienen un uso.
Verlo de este modo -solamente por hacer el ejercicio- trae a la mente su carácter doméstico: la taza recuerda al café, el comal a la tortilla, el molcajete al chile verde. Pero más allá de la tradición gastronómica -sería injusto hablar de ésta sin sus herramientas-, Utilitario Mexicano invita a ver a México a través de sus utensilios.
Lo que importa aquí es hablar de estas cosas que parecen obvias. Cosas comunes que están por todas partes, que han estado siempre y que olvidamos que existen. Y, sin embargo, están ahí para contar nuestra historia.
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