La vida de todos empieza con nuestra madre, que nos da la bienvenida al mundo y a través de quien lo vemos por primera vez. No existe un lazo similar. De esta conexión, en la que el aprendizaje, el crecimiento y el amor se multiplican, sucede un cambio irreversible: ninguna mujer es la misma después de convertirse en madre.

Algunas admiten que sabían que podía ser complicado, otras reconocen que jamás se hicieron una imagen de lo que iba a suceder, al final no lo viven de la misma manera pero todas coinciden: la vida cambia. Cinco mujeres nos comparten su visión sobre la experiencia de ser madre.

Cada día de esta semana presentaremos una mujer distinta. Sigue la serie para conocerlas. 

#YesToHer #BrillianceForAll

Alejandra Félix

Madre de Alessandra e Iñaki, y directora general de Xaviera.

Es un día caótico en la Ciudad de México, y en la San Miguel Chapultepec llueve. Alejandra llega apresurada al estudio y se entretiene intentando convencer a Alessandra e Iñaki, sus hijos, quienes por supuesto, no quieren salir del coche. “Ser mamá es difícil”, dice, pero añade segura de que quienes tienen la duda de tener un hijo y no lo hacen, “se arrepienten toda la vida”.

“Para ser madre nunca estás lista”, continúa. En su caso, ocurrió durante un momento clave en su carrera profesional. El cambio brutal y transformador que es tener un hijo vino a redireccionar el curso de su trayectoria. Alejandra estaba a punto de irse a estudiar al extranjero, pero cambió París por la decisión de quedarse en México y tener a Alessandra, que ahora tiene cinco años. “Por algo pasó en ese momento. Si no lo hubiera hecho entonces, probablemente me hubiera embarazado hasta los cuarenta”, dice. Su carrera era su prioridad hasta ese tiempo, pero ser madre implica sacrificios. Siempre los hay, aunque desde su punto de vista, al fin y al cabo “todo se alinea, incluso para que profesionalmente crezcas y te sigas desarrollando”. Por lo menos para Alejandra así fue. En lugar de estudiar en Francia, encontró aquí la que en esa época era la oportunidad de trabajo, una que de haberse ido, hubiera tenido que dejar pasar.

Esta filosofía la aprendió de su madre. Alejandra es hija única y fue su mamá quien desempeñó el rol de madre y padre a la vez. En su familia de dos, este vínculo se ensanchó al máximo. Creció muy cerca de ella, a quien siempre vio trabajar, quien ha sido su brújula y su fortaleza, y a la fecha sigue estando presente en cada aspecto de su vida. “Mi mamá trabaja muchísimo, pero siempre ha estado ahí”, dice. Así también se ve ella como madre. Si algo quiere para sus hijos es impulsarlos a ser proactivos, a luchar por convertirse en lo que quieren, a descubrir quiénes son y a desarrollarse en una profesión incluso antes de elegir una pareja o formar su propia familia. Es una apuesta por que la vida profesional les dará las bases para todo lo demás. De vez en cuando visitan su oficina.

De estatura alta, con una voz grave y bien plantada, Alejandra creció muy independiente. Ésta y la libertad son valores que también quiere transmitirles a sus hijos —y ninguno de los dos es contrario a la cercanía. Quiere que tengan el mismo caparazón de protección con el que ella creció. Algo que más allá de consentir, tiene que ver con estar. “Quiero educar a unos niños que sean ellos mismos”, dice. Poder enunciar esto es de cierta forma una renuncia voluntaria a la libertad. Ella vio esto en su madre, y es algo que viene desde su abuela, “es de las cosas que más admiro de mi familia y hay pocas mamás que verdaderamente lo hacen”. Algunas madres desarrollan una capacidad de dar y dar. En palabras de Alejandra, ésta es la definición de la maternidad.

#YesToHer #BrillianceForAll 

Fotografía de objeto: Cuauhtémoc García para 13/Trece | Estilismo: Rodrigo de Noriega | Producción: Carlota Rodríguez | Asistente de estilismo: Daniela Navarrete.

*Agradecemos a Público Múzquiz las facilidades otorgadas para la realización de estas fotografías.

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